Confusiones con nombre propio.

Zaplana, farol de Alierta.

Curioso vaivén en la cúpula de Telefónica, ‘villa longa’ donde al parecer el PP mantiene su tráfico. Se le fue M. Pizarro y le viene E. Zaplana. El primero la abandonó para aupar electoralmente al PP, pero ha acabado en la penumbra de la política, donde, según dicen, se está mordiendo los labios entre su “crujir de dientes”. En cambio, el segundo, impoluto ‘maniquí’ de la política-según graciosa apreciación del periodista Manuel Alcántara- no resiste estar fuera del escaparate y ha vendido su labia a Telefónica para, según rumores, vocear por Europa sus excelencias bajo la halitosis de Berlusconi. Ahora me explico el órdago de C. Alierta al adquirir hace unas semanas ‘calls’, o derechos de compra, sobre ocho millones de acciones de la empresa que preside a un precio de ejercicio de 30 euros (la acción cotiza ahora a 19) y con vencimiento en el 2011, y ello a pesar de la triste coyuntura económica que se vaticina para el trienio que viene. El presidente de Telefónica se confunde. Con el ex-portavoz del PP sólo se puede ir de ‘farol’.

El tránsfuga Taguas.

La legislación española sobre incompatibilidades de los altos cargos es tan confusa que deja abiertas chirriantes ‘puertas giratorias’ entre actividades públicas y privadas interrelacionadas. Así, D. Taguas, hasta hace poco director de la Oficina Económica de Zapatero, Presidente de Gobierno que creó un Ministerio de la Vivienda para velar especialmente por los ‘sin casa’, cambia ahora de ‘lobby’ para dirigir Seopan (Sociedad de Empresas de Obra Pública de Ámbito Nacional), la patronal de las grandes empresas de la construcción, ese rebaño de vacas gordas que han pastado a sus anchas y ahora mugen de aflicción. Malas lenguas murmuran que se trata de un premio de la empresa Acciona por haberle facilitado la OPA sobre Endesa, en asociación con la italiana Enel. Otras, con sorna, le desean buena suerte, como si fuera un nuevo ‘Moisés’, el guía elegido por ese rebaño para atravesar el desierto al que les condena la crisis inmobiliaria. Hay quien se preocupa por el maná que les puede dar. Y no falta el ingenuo que espera que les ofrezca una ‘tabla de mandamientos’ (un código de buena conducta corporativa, como se dice ahora) encabezada por el “No robarás”.

La lujuria política de Elorrieta.

Escuché el 1 de Mayo, a través de ETB2, la soflama de J. Elorrieta, secretario de ELA-STV. Lleva veinte años al frente de este sindicato, y eso se nota. Habla ya ebrio de confusión. Me recuerda a F. Alcaraz, el ex-presidente de la Asociación de Victimas del Terrorismo, quien, como víctima del terrorismo era, y es, merecedor de comprensión, respeto y justicia reparadora, pero que terminó resbalando en el desempeño de su liderazgo, confundiéndose de misión, terciando en política, ejerciendo de verdugo del partido socialista, de inquisidor de la gestión de Zapatero, de ariete de las falacias del PP. En el caso de Elorrieta, aun respetando su meritorio currículum como líder de un sindicato de víctimas de la patronal vasca, tanto la del sector privado como la del público (así parece considerar también al Gobierno vasco), hay que reconocer que se está pasando, confundiéndose y confundiendo. Ha terminado jugando a ser el Gran Hermano de la política vasca, fiscalizando los movimientos del neocon. Ibarretxe, deshojando su ‘hoja de ruta’ por considerarla ya marchita y ofreciendo su brazo sindical para forzar la ruptura con el Estado. Ahora que deja la secretaría de su sindicato, debería abrazar algún partido político, o fundar alguno nuevo, para hacer política sin tapujos, sin su taparrabo sindical.

La magia de Garzón.

Baltasar Garzón, mago de la justicia, acaba de encarcelar a la cizañosa alcaldesa de Arrasate-Mondragón, Inocencia Galparsoro (Ino, para sus correligionarios, tan proclives a mutilar). Con su pasmosa habilidad para instruir procesos judiciales complicados pretende, una vez más, separar la cizaña del trigo y quemarla, desoyendo el consejo evangélico de no precipitarse y esperar a que llegue el Juicio Final, debido al riesgo que hay de arrancar también el trigo e incluso de cargarse el trigal. ¿Se equivoca otra vez el juez Garzón?. Tras su mágico humo instructor, ¿habrá fuego esta vez?; ¿estamos en la antesala del “Juicio Final”?. Hay división de opiniones, densa confusión.
Categories: Reflexión

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